Todo el mundo se
pregunta por el sentido de la existencia. Posiblemente es la cuestión que
conduce a más preguntas cada vez que pensamos tener una respuesta o idea sobre
ella. Muchos dicen que esta interrogación carece lógica en cuanto que la vida
carece de fin último. Sin embargo, para llegar a sostener con consistencia y
rigor que la vida carece de significado o de sentido teológico se requiere,
previamente, haberse preguntado sobre el sentido de la vida.
De este modo,
convenimos que en el hombre se halla de modo innato la cuestión sobre la
existencia. Entonces, cabe una cuestión: ¿por qué el hombre se pregunta sobre
la existencia?, ¿puede ser que en el hombre se halle presente de algún modo el
sentido trascendente como elemento característico de su esencia metafísica?
Ciertamente estas cuestiones carecerían de sentido y de significado lógico si
la vida en sí no tuviera sentido, pero si los hombres, por su naturaleza
racional, se interrogan sobre el sentido de su vida, ¿es posible afirmar
tajantemente que no hay sentido alguno sobre la existencia? ¿Por qué si no hay
sentido el hombre se pregunta por el sentido? ¿Si el hombre no es obra de Dios
por qué no actúa como el resto de los seres sin interrogarse sobre él mismo y
sobre la realidad? ¿Qué es lo que nos mueve a preguntarnos? Ciertamente aquello
que nos mueve no es ‘nada’ intrínseco a nosotros. Encontrarle sentido (nuestro
sentido) a la vida es una aventura fascinante.
Significa creer
realmente que nos hemos manifestado y continuamos haciéndolo por un propósito
elevado, un propósito que solo nosotros podemos vislumbrar y lograr. Una vez
comprendido esto, dedicarnos a encontrar ese propósito es la elección natural.
El camino podría tener altos y bajos, tal vez tengamos que admitir que la causa
de nuestra situación actual es haber elegido un substituto barato (algún falso
sentido) y haberlo colocado como nuestra principal meta, o deshacer un camino
andado para retomar el propio, pero al final las recompensas superan con creces
toda la dedicación invertida.
Independientemente
del punto de partida, la creación de un plan de vida es esencial. Cada uno de
nosotros necesita encontrarle sentido a su vida, saber por qué estamos aquí.
Una vez establecido este plan, nuestras actividades y proyectos emergen de y
son coherentes con él. De esta manera nuestras acciones adquieren sentido y
tomamos consciencia de nuestra capacidad de crear nuestra realidad a voluntad.
Al reconocer todo esto tomamos consciencia de que el sentido de la vida tiene
que ver con asumir la responsabilidad de nuestra vida y lo que ocurre en ella,
con convertirnos en creadores de nuestra vida en lugar de ser simples
observadores pasivos, y que nos encontramos aquí para un propósito único, que
solo nosotros podemos realizar.
Actividad
- ¿Cuál es el propósito único de mi vida?
- Lee el salmo 8 e interpreta la grandeza del ser humano, nárralos a través de una historieta.
- Escribe cinco aspectos que consideres sean, las razones para que el ser humano no se valore y valore a los demás.


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